Dos cafés negros para Marcelo

Marcelo prefería beber el café negro. Sonreía cada vez que veía su rostro reflejado en la oscura superficie del café antes de beberlo. Era uno de esos pequeños placeres personales. Siempre pedía con su… Sigue leyendo →

Roberto clara de huevo

El día que Roberto llegó a la casa con la cara más roja que un tomate había caminado toda la tarde bajo el sol, razón por la que ahora su piel pagaba ardía… Sigue leyendo →

Las estrellas cinéticas de Armando Figueroa

Armando Figueroa siempre se preguntó por qué algunas estrellas tenían la desagradable costumbre de moverse durante la noche. Cada velada las miraba desde el pórtico de su cabaña, preguntándose porque ellas tenían esa… Sigue leyendo →

Horacio Valderrama

Horacio Valderrama fue un anciano malhumorado que toda su vida padeció la maldición de tener unos pies olorosos. Cada velada se levantaba de la cama exactamente a los doce y media de la… Sigue leyendo →

Amnesia en rojo

Cada velada las teclas de su máquina de escribir se llenaban con la sangre de sus dedos, se pintaban de ese color rojo dolor que sólo existe adentro de las venas. Era parte de su arte, expresar su alma con tanta devoción que fuese imposible no sangrar por ello; si no terminaba con las yemas abiertas y los callos hechos mierda, sabía que no había realizado con pericia su trabajo.

Las nubes siempre dicen la verdad

Hace poco reflexionaba sobre las ideas, sobre la incalculable cantidad de ideas que ha generado el ser humano desde su existencia, sólo equiparables a la cantidad de astros reposando en la vastedad del cosmos.… Sigue leyendo →